Montamos nuestro campamento en la falda del Turó de la Cova, en la cota 500 y a poco más de medio kilometro de la cueva.
Aunque a última hora de la tarde empezó a lloviznar la noche ha sido tranquila y confortable, una temperatura que no ha pasado de los 8 grados centígrados, relativamente suave para el mes de noviembre, en esta ocasión nos ha sobrado saco, pues en previsión de más frío hemos traído un saco de alta montaña. La tienda por la que hemos optado es la Pumori II de Altus, que ya hemos probado en otras ocasiones en condiciones mucho más duras y en cotas hasta de 2.000 metros.
La mañana ha despertado con algunas nubes que rápidamente han ido ganando terreno hasta dejar el cielo bastante cubierto. Parece que nos está atravesando una perturbación que puede dejar caer algo de lluvia, pero la lectura del barómetro pronostica una mejoría.
Es hora de preparar el equipo, cualquier actividad en la montaña entraña un riesgo como en cualquier otro ámbito de la vida cotidiana, por eso siempre hay que tener muy en cuenta la seguridad, no solo se ha de contar con el equipo adecuado, sino también se ha de conocer su manejo, saber cuáles son nuestras capacidades y conocer las técnicas.
Nos decidimos por un triangulo de fuerzas bloqueado con tres fisureros y anillos de cinta conectados con exprés y mosquetón HMS. Este montaje reparte la carga sobre los tres puntos de anclaje con ello conseguimos menos tensión en cada elemento, al mismo tiempo reducimos el riesgo de caída aunque falle algún fisurero, en este caso el tirón seria mínimo.
Aunque a última hora de la tarde empezó a lloviznar la noche ha sido tranquila y confortable, una temperatura que no ha pasado de los 8 grados centígrados, relativamente suave para el mes de noviembre, en esta ocasión nos ha sobrado saco, pues en previsión de más frío hemos traído un saco de alta montaña. La tienda por la que hemos optado es la Pumori II de Altus, que ya hemos probado en otras ocasiones en condiciones mucho más duras y en cotas hasta de 2.000 metros.
La mañana ha despertado con algunas nubes que rápidamente han ido ganando terreno hasta dejar el cielo bastante cubierto. Parece que nos está atravesando una perturbación que puede dejar caer algo de lluvia, pero la lectura del barómetro pronostica una mejoría.
Es hora de preparar el equipo, cualquier actividad en la montaña entraña un riesgo como en cualquier otro ámbito de la vida cotidiana, por eso siempre hay que tener muy en cuenta la seguridad, no solo se ha de contar con el equipo adecuado, sino también se ha de conocer su manejo, saber cuáles son nuestras capacidades y conocer las técnicas.
En este rapel no vamos a escatimar material, pues en este caso todo es recuperable y no es necesario abandonar nada.
Nos decidimos por un triangulo de fuerzas bloqueado con tres fisureros y anillos de cinta conectados con exprés y mosquetón HMS. Este montaje reparte la carga sobre los tres puntos de anclaje con ello conseguimos menos tensión en cada elemento, al mismo tiempo reducimos el riesgo de caída aunque falle algún fisurero, en este caso el tirón seria mínimo.
El muro sobre el que esta efectuado el montaje no es lo más adecuado, pues las piedras podrían salirse del sitio o al tratarse de un conglomerado poco sólido deshacerse cuando el sistema está sometido a una carga, por eso antes de nada hay que probarlo aplicando una carga sobre el mismo.
La cuerda de 10,5 mm. semiestática conectada con un nudo de ocho, el descensor el típico ocho y mosquetón HMS, Como medida de seguridad el Shunt de Petzl, la versión mecánica del nudo prusik.
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