miércoles, 19 de diciembre de 2012

MAM - Mal de montaña

Mal de montaña
El mal agudo de montaña (MAM), llamado coloquialmente mal de montaña o mal de altura es la falta de adaptación del organismo a la hipoxia de la altitud. La gravedad del trastorno está en relación directa con la velocidad de ascenso y la altitud alcanzada. De manera inversa estos síntomas normalmente desaparecen al descender a cotas más bajas. También es conocido con otros nombres tales como Puna o Soroche en zonas andinas. Ocurre a partir de los 2.400 metros de altitud.

Suele aparecer a partir de las 6 o 10 h de exposición a la hipoxia y es más frecuente en menores de cincuenta años y en sujetos que residen habitualmente a menos de 900 m de altitud.

En cuanto a la hipoxia, un error muy común es pensar que la cantidad o concentración de oxígeno atmosférico disminuye con la altitud. En realidad la concentración de oxígeno siempre es la misma (21% aprox.) independientemente de la altitud alcanzada, lo que disminuye es la denominada presión parcial de oxígeno y, con ello, la biodisponibilidad del mismo. Aunque se sabe que la hipoxia es la causante del MAM, el mecanismo exacto por el que ésta lo provoca todavía es desconocido.

Síntomas del MAM 
•    Cefalea (dolor de cabeza).
•    Náuseas y vómitos.
•    Anorexia (falta de apetito).
•    Agotamiento físico.
•  Trastornos del sueño. Que pueden ser bien somnolencia o insomnio. También pueden presentarse episodios de disnea súbita nocturna (despertarse bruscamente con sensación de ahogo) debidos a la denominada respiración de Cheyne-Stokes durante el sueño.

Las manifestaciones más graves (y potencialmente letales) del mal agudo de montaña son el Edema Pulmonar de Altitud y el Edema Cerebral de Altitud.

Diagnóstico del MAM
A efectos prácticos (en la montaña, por encima de los 2500 m) la aparición de cualquiera de los síntomas anteriores que no puedan explicarse por otras razones debe considerarse como MAM y actuar en consecuencia: dejar de ascender y, si los síntomas no mejoran, bajar, perder altitud lo antes posible al menos hasta la cota donde no se presentaban síntomas.

El diagnóstico del MAM es clínico, esto es, basado en la apreciación "general" del estado del sujeto ya que no existe ningún síntoma que, por sí solo, identifique el MAM de forma inequívoca. Generalmente se recurre a tablas de síntomas, cada uno de ellos con distinta puntuación. Si la suma total de los puntos obtenidos supera determinado umbral se considera criterio diagnóstico de MAM, así como la gravedad del mismo.

De entre todas estas tablas la más utilizada es la denominada escala del Lago Louise, que se divide en un cuestionario de autoevaluación (subjetivo) y una valoración clínica (objetiva). Tanto en el cuestionario como en la valoración clínica, el término "grave" normalmente significa "incapacitante".

Prevención del MAM - Aclimatación
El estado de forma o la preparación física, por excelentes que éstos sean, no previenen el MAM en absoluto. Éste puede producirse a cotas de tan solo 2500 m de altitud y se sabe que la susceptibilidad al mismo es inversamente proporcional a la edad del sujeto, probablemente debido a la madurez del sistema nervioso. Tampoco se recomienda el empleo de fármacos para prevenir el MAM, sino adaptarse progresivamente a la hipoxia de altitud mediante un proceso denominado aclimatación.

Un esquema típico de aclimatación puede ser el siguiente:
•    Pasar al menos dos noches entre los 2.500 y los 3.000 m.
•    Por encima de 2.500 msnm no sobrepasar 600 m de desnivel diarios a la hora de acostarse, aunque durante el día se hayan alcanzado altitudes superiores.
•    Cada 1 km de desnivel se debería pasar una segunda noche a la misma altitud que la noche anterior.
•    Por encima de 3.500 m. se debe subir calmadamente, sin realizar esfuerzos intensos, sin sobrepasar los 300 o 400 m de desnivel diarios y descansando un día por cada dos de subida.
•    Por encima de 5000 m. de altitud no hay garantía de que una adecuada aclimatación impida la aparición del MAM e incluso edema pulmonar o cerebral, embolias etc. Para ascensiones a gran altitud la aclimatación debe ser prácticamente "personalizada" y depende en gran medida de la predisposición del sujeto al MAM.

Campamento a 2700
Es muy importante tener en cuenta que, a pesar de seguir escrupulosamente un calendario de aclimatación, el MAM puede presentarse en cualquier momento. Ante cualquiera de sus síntomas es necesario dejar de ascender inmediatamente y, si los síntomas no mejoran, perder altitud lo antes posible, al menos hasta la cota donde no se presentaban síntomas. También es muy importante mantenerse perfectamente hidratado (beber al menos 4 o 5 litros de líquido diarios) y una dieta variada rica en hidratos de carbono.
Una pausa para reponer líquidos

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